La guerra comercial entre Estados Unidos y China, iniciada por el presidente Donald J. Trump el año pasado, ha provocado que China tome la decisión de reducir sus tarifas arancelarias a todo el mundo, menos a los productos estadounidenses.
La administración de Trump decidió poner aranceles de 25% a cerca de 200 mil millones de productos provenientes de China, con la intención de presionar al gigante asiático a negociar los términos de un nuevo pacto comercial bilateral.
En represalia, el gobierno chino de Xi Jinping decidió poner aranceles espejo a millones de dólares en productos estadounidenses, aunque ahora también optó por aliviar los impuestos que cobra a otros socios Canadá, Japón y Alemania, que son rivales comerciales de Estados Unidos.
Por ello, el estudio de PIIE sugiere que este nuevo movimiento en el juego comercial entre las dos economías más grandes del mundo, afecta más a los productores y consumidores estadounidenses de lo que su presidente parece estar dispuesto a reconocer.
Las provocaciones de Trump, y la respuesta doble de China
Significan que las empresas y los trabajadores estadounidenses ahora se encuentran en una desventaja en cuanto a costos en relación con las empresas chinas y de terceros países.
China aparentemente busca minimizar el impacto de esta guerra arancelaria en su población, importando bienes vitales a mejores precios de otras regiones del mundo.
Desde el 1 de junio, las tarifas chinas a las importaciones de productos estadounidenses son de 20.7%, mientras que los aranceles que cobra al resto del mundo son de 6.7%, lo que pone en jaque a productores estadounidenses.
Hace un año, en julio de 2018, China cobraba 7.2% de arancel a los productos provenientes de Estados Unidos, con lo que la escalada de estas medidas en un año alcanza 13.5 puntos porcentuales.
Los mandatarios de ambos países ya confirmaron que la próxima semana se reunirán en la cumbre del G-20, en Osaka, Japón, donde discutirán sobre comercio y un posible tratado.
Sin embargo, el secretario de comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, dijo en una entrevista televisiva que el acuerdo comercial pendiente entre ambos países difícilmente se firmará en dicha cumbre, ya que «el G-20 no es un lugar donde se va a negociar un acuerdo de dos mil 500 páginas».